BENEFICIOS DE UNA CORRECTA ALIMENTACIÓN EN EL DESARROLLO COGNITIVO Y EL APRENDIZAJE
Las ventajas de una adecuada alimentación en el ámbito de la pediatría son múltiples e innegables. Y no sólo se restringen al ámbito de la salud desde un punto de vista más físico u orgánico, sino que también son extrapolables al desarrollo cognitivo o intelectual del individuo.
Esto es así especialmente en las etapas iniciales del desarrollo (período que abarca desde la gestación hasta los primeros 2-3 años de vida), que es la etapa en la que los niños son más vulnerables a los efectos de un déficit nutricional. Cuanto más temprano ocurra la carencia y mayor sea su intensidad, mayor será el riesgo de que el niño se pueda ver afectado más adelante, por ejemplo durante la etapa escolar.
Actualmente se sabe que tanto el aporte calórico como el proteico, es fundamental y necesario durante todo el período de desarrollo; ya que la carencia de una, de otra o de ambas simultáneamente, pueden afectar tanto a la reproducción de las neuronas (alrededor de 200.000 nuevas neuronas se forman por minuto entre la octava y decimoctava semanas de gestación), como al funcionamiento de los neurotransmisores.
Por su parte el hierro también es un nutriente indispensable para el buen funcionamiento de todas las funciones cerebrales superiores; y garantizar una adecuada ingesta del mismo durante los períodos de más rápido crecimiento neuronal, es fundamental para garantizar un óptimo funcionamiento cerebral. Hoy día se sabe que la anemia sufrida antes de los dos años de vida puede tener consecuencias sobre el rendimiento escolar y la calidad de los aprendizajes posteriores.
Y finalmente la carencia específica de zinc, cobre, vitaminas y otros elementos también puede producir diversas alteraciones sobre el sistema nervioso central en desarrollo.
En este sentido, la lecha materna contiene todos los otros nutrientes antes mencionados y necesarios para proporcionar un correcto crecimiento durante los primeros seis meses de vida. Posee hidratos de carbono que suministran energía, todas las vitaminas que necesita el organismo del bebé y una serie de proteínas específicas para la especie humana y en la proporción adecuada a las necesidades del lactante. Proporciona además, un alto contenido de ácidos grasos esenciales y colesterol en el momento justo en el que el cerebro del bebé lo necesita para un correcto desarrollo. El hierro y el resto de los minerales de la leche materna son fácilmente absorbibles y están también en las cantidades justas en las que los necesita el bebé durante los primeros meses de vida.
Más adelante cuando se produce el destete, la provisión de todos estos nutrientes se obtiene a través de una alimentación sana, variada y equilibrada, y bajo la estrecha supervisión del pediatra de cabecera.
Lo que es indudable, es que un niño bien alimentado y que duerme bien por las noches, está en mejores condiciones de aprender en clase que otros que tengan déficits en estas áreas. Desde hace varias décadas se reconoce que los niños y las niñas de los estratos sociales más pobres sufren más desnutrición y retrasos del desarrollo y presentan con más frecuencia fracaso escolar que el resto de sus pares de mayor nivel socioeconómico y cultural. Esta situación tiende a perpetuarse a través de las generaciones si no se revierten las condiciones de vida y se ponen en práctica estrategias diferenciales de atención de los niños y las niñas que crecen en el seno de familias en riesgo.
Y es que la desnutrición limita el potencial intelectual no sólo de quien lo padece sino también de la nación a la que este pertenece; y así debe ser entendido, como un verdadero problema de salud pública. Puesto que la desnutrición tiene efectos profundos (especialmente en determinados períodos críticos del desarrollo), una intervención temprana desde los programas de atención precoz a la primera infancia que incluya la integración de la salud, la nutrición y la estimulación psicosocial; pueden ayudar a prevenir la desnutrición y su impacto sobre el aprendizaje.
Dra. María Eugenia Russi
Neuropediatra