Es una afección cutánea muy frecuente. La causa es una reacción exagerada a las picaduras de insectos (chinches, pulgas y mosquitos). También se llama urticaria papulosa o prurito estròfulo. Se presenta entre los 2-7 años de vida pero puede afectar adultos. Se da más en niños atópicos. Puede suceder en cualquier época del año, aunque suele ser más frecuente en primavera y verano.
Se debe a los alérgenos que hay en la saliva de estos insectos. Los inoculan con la picadura. Y producen en el organismo del niño una reacción de hipersensibilidad .
Inicialmente sale una erupción cutánea con pequeños habones que deriva en vesículas. Aparecen sobre todo en zonas que no están cubiertas por la ropa (antebrazos, zona lumbar, muslos y piernas). Es raro en zona de los genitales y axilas.
Causa una gran picor, a veces muy difícil de controlar. Suele cursar con brotes frecuentes. Con el tiempo, los episodios tienden a su desaparición espontánea.
Es importante recordar que el rascado puede dar lugar a infecciones cutáneas. La infección por rascado es la principal complicación (impétigo, foliculitis o celulitis).
El diagnóstico es clínico y por exclusión de otras afecciones cutáneas como la urticaria, la sarna, la varicela, el síndrome boca-mano-pie, el síndrome Gianotti Crosti, los eczemas de contacto y la dermatitis atópica.
El tratamiento es sintomático. Se puede calmar el picor con jarabes antihistamínicos
El pediatra puede valorar utilizar pomadas tópicas con corticoides, para bajar la inflamación. A veces con antibióticos, si hay lesiones sobre infectadas.
Como prevención se debe intentar evitar en la medida de lo posible el contacto con insectos o animales portadores. Y el uso de medidas físicas (prendas protectoras, redes, mosquiteras …) y repelentes.